R esumiendo: los vecinos de Rekalde querían tener metro y el anterior Gobierno vasco y el Ayuntamiento iban a ponerles un tranvía. Los vecinos protestaron y consiguieron que les terminasen prometiendo el metro que querían y el tranvía que no querían. El anterior Gobierno vasco dio el visto bueno al tranvía y el nuevo Gobierno vasco llegó, vio y dijo que a Rekalde llegaría el metro, lo que alegró a los vecinos. Eso no gustó al Ayuntamiento, que exigió que se recuperase el proyecto del tranvía, ya que eso era precisamente lo que querían los vecinos.
¿Está claro? Sí, ya sé que no. Yo creo que a día de hoy la mayoría de los bilbaínos no sabemos si, finalmente, a Rekalde llegará el metro, el tranvía, ambas cosas o una línea de zepelines pilotados por jóvenes bosquimanas tocadas con txapelas y uniformes de artillero austrohúngaro. Bueno, será mejor que nos calmemos: a Rekalde alguna cosa terminará llegando. ¿Cuál? Ni idea, pero esperemos que admita 'Creditrans'. ¿Cuándo llegará? Pues quizá cuando nuestros políticos dejen de lanzarse los proyectos a la cabeza, es decir, en algún momento entre mañana y la próxima glaciación.
El Gobierno vasco responde al revés del Ayuntamiento con una bola con efecto
Mientras tanto, el partido de tenis (es un tenis extraño en el que se admiten las patadas y el uso de las raquetas como armas ofensivas) continúa. El Gobierno vasco responde al potente revés del Ayuntamiento con una bola con efecto y le invita a implicarse en la gestión del tranvía. Sospechan en el PSE que PNV y EB utilizan el asunto para desgastar al Gobierno. Lo sospechan porque son gente del oficio y ellos mismos han desgastado algún que otro gobierno con anterioridad. Aunque lo mejor es que todos los partidos involucrados tienen ya a un grupo de vecinos secundando sus propuestas. Si hasta ayer vimos en el barrio a multitudes tras la pancarta de 'Tranvía no', ahora hay quien ha visto la conveniencia de agitar la de 'Tranvía sí'. Qué curioso es todo. El Ayuntamiento, que es mundialmente famoso por mantener unas relaciones de honda fraternidad con las asociaciones vecinales, ha reclamado que las de Rekalde sean escuchadas en el Parlamento vasco. Es una vieja ley de la política municipal: los vecinos son mucho más simpáticos cuando le dan guerra a los demás.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20090929/vizcaya/tranvia-arrojadizo-20090929.html
jueves, 14 de enero de 2010
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