Van y vienen los informes confidenciales, los desafíos financieros y las descalificaciones, todos ellos escritos con tinta venenosa. De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero, dijo Benjamín Franklin, frase que mejoró un escritor -era su obligación tocado como está, por las musas...- como Gabriel García Márquez cuando aseguró que el día en que la mierda tenga algún valor los pobres nacerán sin culo.
Viene al caso este batiburrillo de pensamientos en días como el de ayer, marcado por la clarividente duda de Sor Juana Inés de La Cruz cuando se preguntaba quién es más culpable, si quien peca por la paga o quien paga por pecar. Van y vienen, digo, los documentos vía e-mail mientras los vecinos de Rekalde hacen esa travesía a pie y a diario, fatigados de esperar a que se decidan. Quién paga el tranvía a Rekalde se ha convertido en la pregunta del millón, en el "quién le pone el cascabel al gato" de nuestros días. Lo cierto es que si antes pagó el Gobierno vasco no hay por qué pensar que ahora no ha de hacerlo. Pero no lo hacen. Piden que el Ayuntamiento de Bilbao arrime el hombro y abra la cartera, una postura peligrosa en las aglomeraciones de hora punta de cualquier transporte urbano que se precie...
El dinero es el pan nuestro de cada día pero hay quienes saborean una hogaza, quienes apenas tiene para mendrugos y quienes, como los viejos poetas arruinados, han de conformarse con espolvorear migas sobre sus barbas para hacer ver que han comido de sus versos.
Es de suponer que el hasta ayer consejero delegado del BBVA, José Ignacio Goirigolzarri, no tenga problemas para llegar a fin de mes, así que no han de derramarse lágrimas de conmiseración por su salida del banco. Pero da un escalofrío encontrarse con el consejo del viejo banco, que nació al abrigo de un Bilbao fecundo, vacío de apellidos vascos reconocibles. ¿Quiere esto decir que asistimos a la pérdida de un santo y seña de la ciudad...? No se trata de un lamento nostálgico. A nadie se le escapa que la pérdida de los impuestos pagados por un mastodonte de este calibre dejan tiritando cualquier bolsillo. Toca tentarse la ropa y esperar.
El dinero es el pan nuestro de cada día pero hay quien saborea una hogaza y quien mordisquea mendrugos
http://www2.deia.com/es/impresa/2009/09/30/bizkaia/herrialdeak/600259.phpT
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