EL SACACORCHOS por JON MUJIKA.
Pasen y vean, señoras y señores, con ustedes el espectáculo de la edad dorada del cine en todo su esplendor. Como en una de aquellas sesiones dobles en los que la sala de cine quedaba alfombrada por un tapiz de cáscaras de cacahuete, a la izquierda de la pantalla cabalgan los indios -dicho sea con aire de metáfora para no ofender...-, aferrados a la idea primitiva de que los caballos de hierro llegaban cargados de desgracias; a la derecha, aparece una sirena, una extraña Esther Williams que se lanza a la ría y nada -o se deja arrastrar por la corriente, tanto da...- durante kilómetro y medio. Una quería huir de la policía a brazadas, otros quieren frenar el progreso con los arcos y las flechas de los decretos.
En el tiroteo de acusaciones sobre el destino del metro y el tranvía habrá que tomarse un respiro
El cine genera esta suerte de ilusiones. En realidad, no se parará el avance de los trenes (tranvía y metro no son sino derivaciones del viejo ferrocarril...) ni es posible nadar a contracorriente de la autoridad. Recuerdo un suceso del viejo Cine Olimpia, donde hace ya un puñado de años se proyectó una película en la que el héroe volaba al grito de ¡Shazan!. Terciada la proyección un hombre se encaramó a la barandilla del paraíso, abrió loas brazos en cruz, reprodujo las palabras del conjuro, saltó y... ¡se metió una hostia de campeonato!
He ahí por dónde hermanan dos historias en apariencia tan distantes y que ponen notas de technicolor a la realidad de Bizkaia. En medio de este tiroteo de acusaciones sobre el destino del metro de Galdakao y el tranvía de Rekalde alguien tendrá que tomarse un respiro y pararse a pensar que nada se logra con los "no" tajantes ni los "sí" absolutos. Los vecinos, la tan cacareada "voz del pueblo" a la que tanto se apela y que tan poco se escucha, quiere soluciones y no trifulcas de gallinero. Quiere, queremos, que el resto del mundo quede más cerca. Mientras tanto, la gente de la gestión se enzarza en ese "quién paga la cuenta" que tanto aburre. Donde unos dicen negro otros ven blanco y viceversa y no dejan la imagen fija para estudiarla y ver quién tiene la razón de su parte. Una verdad resplandece, eso sí: la gente quiere desplazarse. Y no todo el mundo tiene la inconsciencia intrépida de lanzarse al agua para llegar de Portugalete al Abra por a ría, como una loca reina de los mares.
http://www.deia.com/2009/10/08/opinion/columnistas/el-sacacorchos/aposcaballos-de-hierroapos-y-una-aposextranaapos-esther-williams
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